Jesús Vásquez Martínez defiende avances de reforma policial, estrategia Mi País Seguro y política migratoria

Petra Saviñón

Cuando asumió el Ministerio de Interior y Policía, Jesús Vásquez Martínez empezó a lidiar con situaciones  que ameritaban cambios urgentes. Dos puntos esenciales centraron su trabajo: formar y transformar la Policía Nacional, para garantizar la seguridad de la población con un combate a la delincuencia enfocado en el respeto a la vida, y el otro asunto,  una correcta aplicación de la Ley de Migración, que carecía incluso de reglamento.

La misión empezó de forma gradual y sostenida.  Un cambio requería mejorar las condiciones de vida de los agentes. Esto incluía un aumento salarial, y un mejor seguro de salud y claro, destacamentos en condiciones optimas. Las tres cuestiones fueron puestas en marcha.

 El ministro esgrime como logros que los sustanciales aumentos continúan y que en julio será aplicado otro, que un raso tiene un seguro similar a un funcionario del ministerio; de 700 cuarteles, 202 eran inservibles y otros más deplorables. Ya han edificado 21 y este año la meta son 95, con la particularidad de que todos tendrán el mismo diseño, habrá uniformidad.

“Las mujeres no tenían siquiera habitaciones separadas  ni baños individualizados. Esto ha empezado a cambiar”, afirma y cita otros beneficios de los  que disfrutan los miembros del órgano, transporte gratis en el Metro, la Omsa, y el teleférico, el Instituto Nacional de Estabilización de Precios lleva ventas a los recintos policiales y los Comedores Económicos distribuyen comida gratis.

Vásquez Martínez está seguro de que un cuerpo del orden con necesidades cubiertas, con mayor  formación será más cercano a la comunidad y por tanto, actuará con respeto a los derechos humanos. De ahí, el sentido de la comisión educativa, que componen prestantes académicos encabezados por Roberto Santana.

Esa mecánica empieza por la formación base, “el centro”, que pasó de seis meses a un año pero aquí, el funcionario aclara que hubo etapas en las que la capacitación duró incluso solo  un mes.

 “Tenemos acuerdos con 52 universidades para becar policías y formaremos investigadores en doctorado en alta criminalidad. Queremos una institución capacitada, honesta, con valores, cercana al ciudadano. Por eso  hemos dividido el trabajo en cuadrantes, para optimizar la labor”, expresa al desglosar su apuesta por verdaderos cambios.

Las viejas prácticas quedan atrás, proclama y explica porqué.  “Para obtener un ascenso ya no hay que pagar, ni para ser director de la Policía. El combate a la corrupción es evidente. Era injusto que gente con muchos años esperara sin éxito y otros eran ascendidos con mucha facilidad”.

Para empezar desde abajo, la Policía Auxiliar Juvenil ejecuta labores sociales en múltiples ramos y el proyecto con adolescentes será focal para visualizar el organismo del futuro, que los muchachos  tengan como referente a las personas valiosas de las comunidades, volver a los buenos ejemplos y asumirlos.

Mi País Seguro y sus resultados palpables

A los que pregonan que la Estrategia Integral de Seguridad Ciudadana Mi País Seguro fracasó, les responde que el éxito ha sido tal que las demarcaciones a las que aún no llega lo solicitan, porque es un plan multidisciplinario que promueve la reducción de la violencia y la delincuencia pero con la creación de oportunidades, con énfasis en el desarrollo humano.

“En los lugares en los que está bajaron los actos delincuenciales y la ciudadanía lo quiere, nos lo piden los comunitarios y lo tendrán porque ha funcionado. Ahora vamos a ampliarlo en la capital, incluida la Ciudad Colonial, y en Santiago también abarcaremos más barrios”, expresa.

Otro valor que contiene el programa es la instrucción de los agentes  para lograr  cercanía con la población, y el auxilio de tecnología,  cuentan con 2,000 teléfonos móviles y 400 vehículos disponen de cámaras de vigilancia.

Sobre el plan conjunto de la Policía y las Fuerzas Armadas para mantener la seguridad, la tranquilidad, detalla que será priorizado en las zonas más vulnerables, aquellas que según levantamientos registran mayor cantidad de violencia y delitos, de elementos que alteran la paz, el orden público.

La migración y la imperiosa necesidad de regularla

El otro tema con el que lidia Vásquez Martínez es el migratorio. La situación empieza con  la ley General de Migración, aprobada en 2014 pero sin reglamento de aplicación hasta el año pasado, lo que permitió la entrada descontrolada de ilegales.

Esa falta de supervisión elevó el índice de delitos cometidos por extranjeros y dificultó el rastreo de los infractores. Para contrarrestar, el Consejo Nacional de la Magistratura evaluará cuánta mano de obra necesita el país en tres sectores: construcción, agropecuaria y condominio y a esos trabajadores sus empleadores deben pagar seguros.

El ministro anuncia que para regular la migración harán todo lo que la ley dicte, hasta la consecución del objetivo esencial de evitar la entrada de indocumentados.

Así, con estos esbozos del  trabajo, el funcionario deja constancia de que cada punto bajo su jurisdicción será tratado con seriedad, con la responsabilidad y la capacidad que amerita y con estricto apego a la transparencia.